lunes, 6 de noviembre de 2006

Directo al Infierno

Hace tiempo mande estas dos columnas por mail en forma de cadena, pero como no tenian
"deseos", ni "cuenta hasta tres" o cosas estupidas como esas no tuvo mucha difucion:


Dos columnas sobre la pildora del dia despues aparecidas en la prensa chilena. Una de Carlos Peña, mas analitica aunque comprometida. La otra de Rafael Cavada, mas visceral, pero tambien comprometida:

Pato Navia:

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El Mercurio

ESCAPE LIBRE
Gracias, cardenal
Domingo 10 de septiembre de 2006
Creer o no creer
Carlos Peña González

Es difícil comprender por qué el gobierno debiera inspirarse en creencias respecto de la vida sexual -como las de la Iglesia Católica - que nisiquiera logran motivar la conducta de quienes, domingo a domingo, van a misa.

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La distribución de píldoras anticonceptivas a personas mayores de catorce años ha dado origen a una polémica que no es fácil entender.
Si los jóvenes, como indica toda la evidencia, se inician sexualmente temprano, si la ley considera que son capaces de consentir sexualmente y si cuando consultan a un médico tienen derecho a la confidencialidad, ¿qué razones habría para oponerse a que se les informe acerca de métodos anticonceptivos y, si así lo solicitan, se les entregue la píldora?
Se ha dicho que la medida en cuestión estropea la familia y desmedra el derecho de los padres a educar a sus hijos.

Que la familia nuclear está deteriorada, no cabe ninguna duda. Tampoco que hay que hacer esfuerzos por vigorizarla.

Pero que para lograrlo haya que impedir la difusión de métodos anticonceptivos es
simplemente absurdo. Significa, en una palabra, confundir reproducción con familia. ¿En qué sentido evitar los embarazos adolescentes y disminuir el número de padres que desertan de la escuela, cortando así uno de los circuitos de la pobreza, podría lesionar la familia?


Tampoco es razonable sostener que la distribución de la píldora sin informar a los padres atente contra el derecho que les asiste de educar a sus hijos.

Y no lo es porque educar a los hijos es distinto a amagar sus derechos fundamentales, entre los cuales se cuenta la privacidad, o la autonomía, que ya a los catorce años, mal que nos pese, comienzan a ejercitar. El paternalismo injustificado -sustituir al hijo en todas las decisiones importantes de manera que, al final, cuando egresa de la adolescencia no sabe decidir por sí mismo - es el peor de todos los caminos.
Algo tan malo a la hora de educar como la indiferencia que algunos padres -demasiado ocupados en predicar valores y sacar cuentas - ejercitan casi con pulcritud.

Pero no sólo se ha esgrimido a la familia y el derecho de los padres en medio de este debate.

Incluso fue posible oír argumentos de esos que se encuentran en manuales de geopolítica.

Chile -oí al Cardenal Errázuriz - se está despoblando, y si no nos multiplicamos, la vejez de la población amenaza al sistema de seguridad social. El argumento es insólito en boca de un sacerdote. ¿Acaso, Monseñor, si estuviéramos demasiado poblados, habría que estimular lo que ahora condenamos? Oponerse a la distribución de métodos anticonceptivos con el argumento de que eso amenaza despoblar el país suena tan absurdo como el argumento de Donohue: como los que delinquen fueron hijos no deseados, entonces debemos permitir el aborto para mejorar la seguridad ciudadana. Ni lo uno ni lo otro. El utilitarismo nunca ha sido un buen aliado en estos temas. Menos en boca de un prelado.

¿Y qué decir de esos alcaldes que se declaran desobedientes y se niegan a poner a disposición de los jóvenes la información y las píldoras?

Tienen derecho, por supuesto, a mantener ese punto de vista y transmitirlo a sus hijos. Pero no es correcto que sobre la base de una preferencia personal respecto de cómo ha devivirse la sexualidad pretendan dirigir la intimidad de otros. Está bien que ellos prefieran no dedicarse a esas actividades, pero está mal que sobre esa base pretendan que nadie más lo haga. Tamaño paternalismo de funcionarios municipales (cuyas luces, en muchos casos, empatan apenas con las de aquellos cuyas vidas pretenden dirigir) es simplemente increíble.

Tampoco hay aquí un caso de objeción de conciencia. Desoír la ley por motivos de conciencia moral es un derecho legítimo de los ciudadanos; pero no de los funcionarios públicos. No se puede ser héroe moral y cobrar puntualmente el sueldo en la ventanilla de la municipalidad. Si cumplir con las funciones que define la ley les resulta repugnante, entonces tienen un camino claro y honrado: renunciar. Lo que no deben hacer es honrar sus convicciones a costa de maltratar la autonomía de los ciudadanos.

En fin, el carácter abortivo que se imputa a la píldora del día después - sólo uno de los métodos incluidos en la normativa, y no el único que motiva las objeciones - no ha sido probado. Y no es sencillo, desde el punto de vista legal, defender una intromisión en la esfera de la sexualidad si no hay evidencia de que el fármaco interrumpa el embarazo. Menos si no es posible saber en cada caso, por medios compatibles con los derechos fundamentales, que al momento de su ingesta haya un embrión expuesto al daño.

A fin de cuentas, el único punto de vista claro, entre todos quienes han manifestado su oposición, es el de la Iglesia Católica.
Es verdad que suele adornarlo con digresiones de la más variada índole. Pero todos sabemos de lo que se trata.

En su opinión (que por supuesto no es suya, sino que emana de la naturaleza humana), las relaciones sexuales son cosa del matrimonio y deben encaminarse a dar cumplimiento al mandato bíblico de crecer y multiplicarse. Así de claro. Luego incumplen el mandato en cuestión no sólo los jóvenes que usan condón o toman la píldora; también sus padres, que hacen más o menos lo mismo en sus relaciones cotidianas.

Se trata de un punto de vista que la Iglesia tiene derecho de manifestar ante los ciudadanos. Pero, no lo olvidemos, es el mismo punto de vista que se ha mostrado incapaz -¿por qué será?- de motivar la conducta de esos miles de jóvenes que se inician desde temprano en la sexualidad y que por falta de medios o de información arriesgan el embarazo en edad escolar.

Por eso, que la Iglesia le pida al Estado que inspire sus políticas en un mensaje que no logra persuadir ni siquiera a quienes domingo a domingo van a misa es simplemente excesivo. ¿Por qué el gobierno va a creer lo que los feligreses no? Que además sugiera que un gobierno que entrega información y estimula la autonomía es "totalitario" es ya francamente absurdo.

Un gobierno que se resiste a hacer suyo el punto de vista de la Iglesia Católica no es totalitario. Simplemente no es católico. Es que no cree. Vaya novedad.



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Rafael Cavada:

Desde lo más profundo de nuestro corazón, gracias, cardenal Jorge Medina, por su invaluable colaboración a masificar el uso de la píldora del día después. Gracias por su sinceridad al ser entrevistado en el programa "Medianoche", de TVN, y decir que, desde su punto de vista, toda relación sexual fuera del matrimonio es inmoral.

Eso despeja las dudas. Ése es el punto. No se trata de si la famosa píldora es o no abortiva, que ya sabemos que no hay pruebas de que lo sea, se trata simplemente de que a la Iglesia no le gusta que la gente tenga sexo. Gracias también por oponerse a que los adolescentes de 14 años la reciban de sus padres. Eso desnuda la insondable desconfianza que su institución tiene con esas jóvenes. También deja al descubierto su eterna ambición de meterse en la cama de la gente y ordenarle lo que debe hacer o no. Gracias por dejar en evidencia que vive de espaldas a la realidad, cercado por dogmas y hablando de algo que no conoce.

Gracias por ignorar los 40 mil embarazos no deseados, los 200 mil abortos que se realizan cada año, por tratar de inmorales a más de la mitad de las parejas de este país. Por recordarnos que en la Santa Madre Iglesia Católica coexisten dos visiones: la que mide el pecado de la cintura para arriba y la que lo hace de la cintura hacia abajo. La que es esencialmente misericordiosa y la que es castigadora. Una que acoge y la otra que rechaza, que expulsa. Y por dejar claro a cuál pertenece usted.

Gracias, obispo Alejandro Goic, por criticar la política gubernamental tildándola de totalitaria. Al calificarla de esa manera, usted y su Iglesia dejan en claro que para ustedes, dar una opción a los jóvenes que tienen vida sexual activa es lo mismo que obligarlos a tomarla. Mientras que no darles ningún tipo de opción más que embarazarse equivale a ofrecerles alternativas. Menuda lógicala suya. Gracias también por exponer a todos los católicos que lo escuchan, pero que no le hacen caso en lo más mínimo.

Si así fuera, este país, que se dice mayoritariamente católico, no tendría las bajísimas tasas de natalidad que tiene, ni las monstruosas tasas de embarazos no deseados o de
abortos. Gracias por dejar en claro su clasismo, ya que no se le ve preocupado por la abismal diferencia que hay en las cifras de embarazos adolescentes en comunas pobres frente a comunas ricas. ¿Por ventura, cree usted que se debe a que las niñas bien educadas no tienen sexo con sus pololos? ¿No tendrá que ver con la posibilidad decomprar la diabólica pastilla?

Gracias, cardenal Francisco Javier Errázuriz, por permitir que Medina y Goic hablen de estas cosas. Ello deja en claro que la Iglesia no sabe cómo manejar el problema y que se aferra a sus dogmas. Para su consuelo, puedo decirle que no es un fenómeno nuevo. No ha logrado hacerlo ni en sus mejores tiempos, allá por el 1500. Esa dorada época en que apartarse de la doctrina podía terminar con el hereje chamuscándose en la hoguera. Esa era en que los píos conquistadores violaban a cuanta indígena se les atravesara en estas nuevas tierras conquistadas para grandeza de la fe. Y le recuerdo que en esos días era bastante más fácil; una verdad única, revelada a unos pocos, que dictaban lo que debía hacer todo el rebaño. Fácil y bonito, con la ventaja de que los bastardos quedaban marcados de por vida con el pecado original y se sometían con sentimiento de culpa a los dictados de la Iglesia. Y aun así seguían fornicando como conejos.

Gracias también a los alcaldes que se han opuesto a la distribución de la píldora. Sus argumentos han sido tan confusos, tan contradictorios, tan difíciles de justificar, que le han restado toda credibilidad a la postura. Y como parece más o menos claro que toda esta alharaca va a terminar igual que la polémica sobre las Jornadas de Conversación Afectiva y Sexual (Jocas), o que el berrinche que se armó por la distribución de condones, también les daré las gracias en nombre de esos miles de niños que nacen de familias monoparentales.

Esas miles de adolescentes que gracias a la pildorita no estarán condenadas a tener un hijo a
los 15 ó 16 años, que no se verán forzadas a abandonar su educación para buscar un trabajo y ganarse el sustento como mano de obra barata, que no tendrán que educar a sus hijos sin ayuda y sin padre. Y que, por tanto, no seguirán alimentando un círculo vicioso de marginación, pobreza e ignorancia. Porque una cosa sí puedo asegurarle, Cardenal Medina: esos jóvenes no lo van a pescar ni en bajada.

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Lo dejo a su opinion, comenten sobre el tema si tienen algo que aportar o condenar.

6 Comments:

At 8:19 p. m., Anonymous Anónimo said...

Buen tema, polémico y da para hablar. Ciertamente la Iglesia en Chile no influye como en otros paises, decir no a la distribución de la pildora porque bajaria aún más la taza de natalidad es verdaderamente estúpido. Cuantos embarazdos no deseados se pueden solucionar con esa pequeña pildora, que ni siquera es abortiva (según estudios), cuantas adolescentes podrán gozar libremente de su juventud, sin tener que preocuparse de sus hijos, no digo que sea malo, pero todo a su tiempo.
Es increible como la mediocridad de este país se opone al libre albedrio con respecto a la vida sexual. Eso de que es inmoral el sexo antes del matrimonio, es una aberración. La moralidad va en cada uno, en su conciencia.
Por que mejor en vez de criticar, lo poco que hace el gobierno, dan ideas, pero que realmente sirvan de algo.
Bueno esa es mi opinión, hay hartas cosas más para decir pero tengo que ir a ver tele XD...
Ah, si, los padres forman una parte importante en el tema de la educación sexual.
Buen blog
Suerte.

 
At 9:25 p. m., Anonymous Anónimo said...

nadie puede decir si es abortiva o no. a menos ke sea segun lo ke la persona crea...
puede ser aborto desde los 2 meses de formacion del embrion, cuando pasa a ser feto... o cuando la fecundacion ya esta hecha i es sólo una masa de celulaa y bla bla que esas cosas no te interesan porque son biologia ._.
este tema esta manosiado y las opiniones estan todas dichas.
Yo opino que no sé... tiene pros i contras, como todo. nose
el mundo ta loco pk yo toi loca y tu tmb y todos y chao i la wea historia maldita

cariños a tú
te kero arto mucho demaciado i tengo que hacer tarea asi ke chao ♥

 
At 9:59 p. m., Blogger Escudero said...

claramente no es abortiva pia
pk impide la fecundacion
no elimina ninguna celula
eso

 
At 1:28 p. m., Anonymous Anónimo said...

depende de lo ke cada uno piense, diego

 
At 11:48 p. m., Anonymous Anónimo said...

Oh, genial la opinión de Cavada!
bastante realista

Este tema me tiene un poco aburrida ya, después de hacer tantos debates en colegio, y weas asi, parece obvia su respuesta, a menos que estés completamente cegado y creas que "todos deben llegar puritanoosss al matrimonio" ¬¬...

"se estimula que en las mujeres edad promedio de su primera relación coital es entre 12 a 15 y los varones entre 13 – 16 años..."

Además si es que la píldora es abortiva o no, creo que es opinión personal... No creo que la biología logre averiguar exactamente cuando es el inicio de la vida... Para eso no existe ciencia, solo tu hipótesis

Eso pq tengo sueño, Y te quiero, y....... Eso, Nos Bemoles xD

 
At 5:27 p. m., Anonymous Anónimo said...

toda la razon el comentario wn
si la iglesia siempre ha sido y siempre sera una mierda

 

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